Análisis Wolf of Wall Street
Lobos de Wall Street
Lobos de Wall Street
Está basada en hechos reales sobre la vida del corredor de bolsa neoyorquino Jordan Belfort interpretado por Leonardo DiCaprio. A mediados de los años ochenta, Belfort era un joven honrado que perseguía el sueño americano, pero pronto en la agencia de valores aprendió que lo más importante no era hacer ganar a sus clientes, sino ser ambicioso y ganar una buena comisión.
Nos muestra que los tipos de la mafia son ahora los dueños de la bolsa de valores, los charcos de sangre son los fajos de billete. La impresionante firma de su propiedad, que marcó un antes y un después en Wall Street, consiguiendo ganar cientos de millones de forma fraudulenta, es la expresión
encarnada de las prácticas más ruines del Capitalismo.
Durante la película podemos encontrar grandes mensajes, entre los cuales esta el que no importa cuánto dinero, imagen, importancia, poder, etc. Tengas, la vida te pasa factura, sobre todo si abusas de lo que tienes y desafías al destino, y a la vida misma aprovechándote de los demás, sumergiéndote en la codicia.
Nos embarca en un frenético carrusel, que nos muestra como un reflejo moral nuestro tiempo, que
nos muestra como en algunos casos los grandes abusan de su poder, y obtienen todo lo que desean, sin nunca pensar en el daño a los demás e incluso el daño a su propio ser, perdiéndose como humano para convertirse en demonios llenos de poder con mascara de humanos.
A ratos es un film condenadamente divertido en su desenfreno lleno de excesos, y quizá por ello no nos golpea con la fuerza con que debería hacerlo en los momentos en que se lo propone. El film es por tanto obsesivo, respecto al tema social de los grandes fraudes, el consumo de drogas, alcohol y sexo en formas inimaginables.
Nos muestra que existen límites para todos, y que existen consecuencias cuando no se sabe parar, y terminamos destruyendo nuestras vidas, por llenarnos de codicia y poder, perdemos de vista lo importante, por lo tanto es justo decir, que es importante superarse, tratar de obtener mucho dinero y poder en este mundo, pero cuidando límites y sin perder de vista lo importante.
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